lunes, 12 de julio de 2010

SHANGHAI: OBJETIVO CUMPLIDO

Perdonad que no haya podido actualizar el blog antes, pero en China estan prohibidos los blogs (por eso de la libertad de expresión) y hasta que no he conseguido un programa para burlar el bloqueo no he podido escribir. Lamento también no poder colgar fotos, pero el programa no me lo permite, pero prometo que en cuanto pueda, lo haré. Lo que os voy a contar lo tengo escrito desde el segundo día que llegué aqui, pero creo que merece la pena dejarlo como estaba, aunque lleve ya casi 3 semanas aqui... Ahí va!!:


96 días después de zarpar de Sevilla el 21 de marzo, el 24 de junio atracamos en Shanghái. No sé como explicaros cómo me siento en estos momentos. La verdad es que me cuesta creer que esta locura en la que me metí con toda la ilusión del mundo esté llegando a buen puerto y nunca mejor dicho. Ahora que hemos conseguido nuestro objetivo, echo la mirada atrás, cuando en el mes de noviembre cogí el coche y me fui a Punta Umbría y me da un poco de vértigo. Me he pasado los últimos 8 meses de mi vida dedicado en cuerpo y alma a este barco y eso, para un tío de Madrid y que trabajaba en una oficina, es un cambio brutal. Soy un autentico privilegiado por haber podido participar de esta historia, por haber podido ser parte de una tripulación que ha construido y navegado en un gran barco, haciendo algo histórico y que no se hacía desde hace mas de 3 siglos.


Y también, porqué no decirlo, olé mis cojones (y perdón por la expresión). He navegado casi 11.000 millas (unos 19.000 kilómetros), he cruzado 4 mares (El mar Mediterráneo, el Mar Rojo, el Mar arábigo y el Mar de China), navegado por tres océaos (atlántico, Indico y Pacífico), atravesado 3 estrechos (Gibraltar, Bab El Mandeb y Malaka) y visitado 8 países (Malta, Israel, Egipto, Sudan, Omán, Sri Lanka, Singapur y China). He atravesado una de las zonas de piratas más peligrosas del mundo. He soportado temperaturas de 3 grados de frio y 45 grados de calor, he trabajado bajo la lluvia, he pasado dos gastroenteritis y unos cuantos mareos, me he duchado con agua salada (y fría) durante 96 días, los poros de la piel me han sangrado por el salitre, y en definitiva, he cruzado medio mundo. Toma ya!!!

Por supuesto, todo lo malo se queda en meras anécdotas porque lo positivo gana la partida por goleada, pero eso lo dejó para mi próxima entrada en el blog, dentro de unos días.

Ahora ya puedo contarlo, pero no ha sido fácil. Navegar en las condiciones que hemos tenido se hace duro, sobre todo al principio. He de reconocer que tuve unos días en los que pensé que no iba a poder con esto, que no iba a ser capaz de adaptarme a un medio tan distinto al habitual, al ritmo de las guardias, de la poca comida, de las incomodidades, del mal cuerpo… Pero gracias a Dios, conseguí superar esos malos momentos y he podido realmente disfrutar de una aventura que se queda grabada en mi retina y en mi corazón hasta el día que me muera.



Es más, he de darle la razón a mi prima Lupe y a mi amigo Mosca (quién hizo la travesía Japón- Sevilla con la Nao Victoria hace 4 años). Ambos me dijeron “te va a encantar y aunque se te haga un poco difícil al principio, luego no va a haber quien te saque del barco ni con agua caliente”. Y tienen razón. He disfrutado tanto que me encantaría que después de este puerto hubiera otro y luego otro y otro.

En cierta manera, el Galeón me ha atrapado y me da muchísima pena que esta etapa de mi vida acabe, pues la sensación de libertad y de paz que te aporta la mar es difícilmente descriptible. Aquí no existe más que lo que tienes delante, tus trabajillos, tu conversación con un compi y tu guardia.  Tratar de explicaros lo que se siente estando subido en la cofa del trinquete, pintándola con aceite de teca y con mi musiquita puesta, con unas vistas de un mar increíblemente grande, inmenso, en el que se reflejaba el sol, requiere de una capacidad de comunicación que no se si tengo. Ni usa sola preocupación, solo el mar, el barco y yo. Maravilloso!!! De verdad, la sensación de paz y de liberación que sentí es difícil de expresar con palabras.
Tal vez no lo entendáis, y sería comprensible porque sólo si lo has vivido te puedes hacer a la idea. Pero es una gozada no saber qué día es, ni que ha pasado en el mundo, ni tener n una sola preocupación. Es como vivir en otro mundo, aislado de la realidad y de absolutamente todo. En ese sentido, desde luego voy a echar mucho de menos esto y por eso, esta travesía he estado disfrutando cada segundo, intentando quedarme con la esencia de cada momento..



Pero bueno, las cosas nos gustan tanto porque sabemos que tienen un principio y un final y por eso las disfrutamos tanto. Esta etapa de la navegación se ha acabado, pero ahora me quedan tres semanas antes de irme con Mary de vacaciones por China. Y luego, a seguir con mi vida, que seguro que también me trae muuuuchas mas alegrías junto a mi gente más querida..

Pero bueno, como esto parece estar sonando un poco a despedida, y no lo es, os voy a contar cómo ha sido la travesía. Zarpamos el 10 de junio de Singapur, lo que significa que hemos tenido una de las travesías mas largas: 14 días. Si hay algo que ha cambiado radicalmente en esta singladura respecto a las demás es la meteorología. Los monzones típicos de esta zona nos han traído bastante lluvia en forma de chaparrones intermitentes (y la maniobra de H&S), así como noches con una densa niebla que nos han obligado a aumentar la atención en las guardias. Y lo más increíble, nos ha hecho desenterrar del armario la ropa de abrigo: chaquetones y pantalones largos han vuelto a aparecer por cubierta después de casi dos meses… El mundo al revés!

En el ambiente se ha notado que esta fase termina y los vídeos y cámaras de fotos han estado permanentemente en cubierta. EL tráfico de pen drives copiando las fotos de uno y de otro ha sido una constante y todo el mundo quiere copiar las fotos que tiene algún compi. Claro, así entiendo como tengo 11 gigas de fotos (unas 4.500!!!). Una locura… Especialmente bonito ha sido un video que Mauri nos ha hecho a toda la tripu. Una de las noches lo proyectamos y a más de uno se le puso la piel de gallina… El que lo quiera ver que me lo diga! ;)

Pero sin duda, esta singladura la vamos a recordar por los días que hemos podido disfrutar de navegar a vela y sin motor. Hasta ahora casi siempre que sacábamos las velas poníamos un poquito el motor para ayudarnos, pero en esta ocasión hemos navegado varios días con un solo sonido: el del mar. Y también recordaremos esta travesía porque nos dio la oportunidad de echar la zodiac al agua y hacer fotos del barco desde fuera.


Y así, el pasado jueves arribamos a Shanghai, un par de días mas tarde de lo que yo quería porque fue el cumple de Mary el 23 y quería haber estado en tierra para poder hablar mucho más rato con ella… Pero como os digo, al llegar, os podéis imaginar las caras de satisfacción de todos nosotros, aunque en nuestro interior también hubiese un sentimiento de pena. En mi caso, esos sentimientos se unieron a una frase que me sentía obligado a pronunciar: “Gracias Dios mío”.

1 comentario:

  1. Ole, Ole y Ole Currito! que entrada más chula!
    Ya me dabas envidia diariamente, con el diario a bordo... pero ahora contándonos tu experiencia más profundamente, me das mucha más!
    Un besote fuerte Currito, que estamos muy orgullosos de tí, eres un crack!
    Marta

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