jueves, 11 de marzo de 2010

EN SEVILLA... DE MOMENTO!!

Parece que me ha mirado un tuerto, pero no soy capaz de encontrar el momento de zarpar. Llevamos ya casi 2 semanas de retraso con respecto a la fecha inicialmente prevista y mi quilla solo ha sido capaz de surcar un trocito de océano atlántico, cuando el pasado día 24 de febrero traje a toda la tripulación desde Huelva a Sevilla, donde ahora mismo permanezco amarrado en el Muelle de las Delicias.

La primera navegada relevante fue muy entretenida, tanto por las condiciones de una mar levemente agitada, que mecían de banda a banda mis 300 toneladas, como por el buen ambiente que se respiraba en mis cubiertas. Me sentí especialmente orgulloso de la tripulación que con tanto cariño me mima cuando, al organizarse las guardias y solicitar 4 voluntarios, los 18 tripulantes levantaron la mano ofreciéndose para hacerme compañía a la luz de la luna. Realmente estos chicos me quieren y sé que me voy a llevarme muy bien con ellos.


Llegamos al Guadalquivir un poco preocupados porque el temporal que azotó esos días a Andalucía provocó que el río estuviera apunto de desbordarse, aunque afortundamente conseguí amarrar sano y salvo. (Por cierto, gracias Manolo por advertir al resto que el puente de las Delicias no estaba subido… Me habría dolido mucho romperme alguno de los palos!!). La llegada al muelle fue muy emocionante, con cerca de 100 personas que nos recibieron entre aplausos y vitores, a pesar de ser mas de las 10 de la noche. Para los que vivian esa sensación por primera vez, debió ser para ponerles los pelos de punta…

La ciudad de Sevilla se ha volcado conmigo, y le estaré eternamente agradecida. Desde el dia 25 de febrero, mas de 40.000 personas han paseado por mis cubiertas, disfrutado con la calidad de mis maderas de iroco y alucinado con los mas de 10.000 metros de cabo que peinan mis palos y vergas. Lo sé, soy un espectáculo y la gente quiere verme.

Durante estas dos largas semanas que llevamos amarrado al puerto, la tripulación se ha estado dedicando a entrenarse en las distintas maniobras para izar, desplegar y recoger mis casi 1000 m2 de velas, preparando las líneas de vida que evitarán que ninguno de mis chicos se caiga, poniendo aún mas presentable mis luces, y así, un largo etcétera. Realmente, resulta curioso ver cómo este grupo de locos empieza a subir por mis vergas, y cómo poco a poco van cogiendo confianza en esos movimientos que los primeros días se les antojaban imposibles. O ver cómo van perdiendo el respeto a trabajar a 20 metros de altura, o cómo sus manos se van llenando de duros callos. A menudo pienso que con todo el esfuerzo que están poniendo, se merecen mis profundo respeto y admiración. Bien por ellos!!


Y lo curioso es que, después de estar trabajando desde las 7.30h, haciendo importantes esfuerzos físicos (para subir la verga del trinquete hoy se han necesitado 15 personas tirando con todas sus fuerzas hasta acabar exhaustos), la tripulación es capaz de estar desde las 16h hasta las 20h de la tarde atendiendo con una sonrisa a la ingente cantidad de personas que siguen viniendo a conocerme. Realmente, esta panda de chiflados son eso, unos chiflados.

Esta noche las nubes se han empeñado a volver a empaparme una vez mas, y ya he perdido la cuenta de cuantas van. Si al menos me dejara descansar durante el dia, seguramente la cara de la tripulación cambiaba, pero contra el clima no podemos hacer nada. Ojala pronto podamos zarpar hacia nuestra ruta, porque lo cierto es que mantener mi quilla en estas tranquilas aguas, ya me empieza a resultar tedioso. Estoy loco por empezar a romper las aguas de medio mundo y demostrar al mundo mi belleza, mi nobleza y mi tripulación.

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